Estimados amigos,
Quiero dedicar
esta entrada de mi blog a una variedad de argumentos perversos que he podido
escuchar recientemente, y que en mi opinión reflejan la preocupante realidad en
la que se admiten como buenos argumentos completamente erróneos.
Empecemos con un clásico.
El cambio climático. Sí, el calentamiento global. Producido por el hombre,
naturalmente. Un engaño pseudocientífico que mueve miles de millones del
contribuyente, que para eso está, para pagar la fiesta. Pues resulta que en un
informe de una empresa de energía británica se justificaba el aumento en la
venta de gas porque en once de los doce últimos meses, la temperatura había sido
inferior a la del año anterior. No me quiero imaginar la matraca que nos
hubiesen dado los profetas del calentamiento global si hubiese sido al revés.
En cualquier caso, ni una cosa ni la otra significan mucho estadísticamente. Mi
argumento va más allá. Creo que es imposible predecir la evolución de las
temperaturas en nuestro planeta al tratarse de un sistema complejísimo gobernado
por muchísimas variables. Los modelos de ordenador son eso, modelos. Cambias el
tercer decimal de un parámetro y los resultados son totalmente diferentes.
Siguiente tema.
Otro engaño. Como no. El manido debate sobre la austeridad de los gobiernos. Me
viene el tema a la cabeza por una columna reciente de Martin Wolf en el Financial
Times. Al parecer don Martin y otros tres expertos han mantenido un debate en
Oxford, dos en contra y dos a favor de la austeridad. Un debate viciado de
origen pues ningún país ha aplicado en serio políticas de austeridad. Y si no,
véanse las cifras de los presupuestos estatales. Cuando una familia o empresa
aplica austeridad, el gasto baja fácilmente un 10 o 20%. O más. No entiendo por
qué los gobiernos no pueden hacer lo mismo. En todo caso no lo han hecho y por
tanto culpar a las políticas de austeridad de la prolongación de la crisis me
parece una broma de mal gusto.
Finalmente, a raíz
del salvaje atentado de Londres, tuve la oportunidad de “deleitarme” con las
declaraciones de un líder musulmán radical que sin el menor sonrojo afirmó que
ese ataque era la consecuencia lógica de la invasión de “tierra musulmana” por
parte del gobierno británico. Imagino que este señor si considera lógico que él
pueda vivir confortablemente en “tierra cristiana” promoviendo una ideología asesina
y perversa que lleva a un salvajismo intolerable. Por otro lado, todo el mundo
sabe que no hay tierra judía, cristiana o musulmana. La tierra pertenece,
parece mentira que haya que reiterar la obviedad, al viento (Zapatero dixit).
Por último, me es
grato comunicar a la parroquia que gané las últimas elecciones locales en mi
distrito inglés. El candidato al que voté, un independiente, salió elegido. Me
alegro. El tío se lo trabajó a fondo. Lo vi esa misma mañana electoral, según salía
a trabajar, en la rotonda de al lado de casa con su pancarta. Estaba también en
el colegio electoral. Por cierto, yo me presenté en mi colegio electoral
desprovisto de mi tarjeta para votar. Una especie de experimento a ver qué pasaba.
Y pasó que di mi nombre y mi dirección y con ello se me proporcionó la papeleta
de votar en la cual marqué al candidato que me dio la gana. Sin más. Sin carnet
de identidad. Sin parafernalia. Porque sí. Porque mi palabra vale y no hay más
que hablar. Desde luego da gusto cuando te tratan como a un señor.
Gracias por
leerme.
Juan Rodríguez