Estimados amigos,
Mucho se está
hablando del cierre de parte de los servicios del gobierno de los Estados
Unidos de América y más que se va a hablar esta semana sobre las negociaciones
para ampliar el límite de endeudamiento del gobierno.
Francamente, no
entiendo de qué sirve un límite de deuda que puede ampliarse a voluntad por
parte de los políticos. El tal límite se amplió ya, si mal no recuerdo, allá
por Enero. Y seguramente se ampliará otra vez ahora en Octubre. Tener un límite
a la voracidad despilfarradora de los presidentes me parece una excelente idea
que se queda en papel mojado si el límite es ampliable. Por otro lado no veo
voluntad de reformas que lleven a la reducción de deuda y no a su aumento.
En esta ocasión Obama
se ha topado con la “inflexibilidad” de los Republicanos que se oponen a planes
como el Obamacare y en general a iniciativas caras que no hacen sino empeorar
la situación financiera del país. Es como el alumno que hace algo malo y espera
que el profesor no le riña. Si el gasto del gobierno federal estuviese bajo
control y los planes del presidente pudiesen financiarse sin violar el techo de
deuda no habría que negociar con los Republicanos.
La pregunta ahora
mismo es ¿qué pasaría si sucede lo impensable? Bueno, parece ser que en caso de
no acuerdo el gobierno de los Estados Unidos tendría que dejar de pagar la
deuda que expire tras llegarse al techo de deuda. Eso, dicen, pondría patas
arriba el sistema financiero mundial puesto que los bonos USA son “el activo
más seguro del planeta” y en caso de impagarse se produciría una revolución en
la consideración del resto de activos de inversión.
Mi opinión personal
es que lo que pasaría sería: absolutamente nada. Tras una fase de sorpresa
brutal el sistema se reajustaría. La gente se daría cuenta por fin de que la supuesta
seguridad de la deuda de los países no es tal. De que hay que tener cuidado con
lo que se compra y que no merece la pena prestar dinero a unos políticos (a
intereses absurdamente bajos) que no saben gastárselo. Esa es la magia del
mercado. Se ajusta, se autocorrige y dejado a sus leyes de forma libre tiende a
equilibrarse. Los políticos lo han pervertido, lo han manoseado, han
interferido con él, y ahí sigue. Y ahí seguirá. Creando bienestar y
garantizando la libertad de las personas.
La quiebra de
Lehman Brothers fue un aviso de que lo impensable puede suceder, pero se ve que
no aprendemos. Pienso que quedan todavía algunos “shocks” por digerir antes de
que la crisis pueda darse por finalizada.
Gracias por
leerme.
Juan Rodríguez