Sunday 13 October 2013

¿Qué pasaría si pasase lo impensable?

Estimados amigos,

Mucho se está hablando del cierre de parte de los servicios del gobierno de los Estados Unidos de América y más que se va a hablar esta semana sobre las negociaciones para ampliar el límite de endeudamiento del gobierno.

Francamente, no entiendo de qué sirve un límite de deuda que puede ampliarse a voluntad por parte de los políticos. El tal límite se amplió ya, si mal no recuerdo, allá por Enero. Y seguramente se ampliará otra vez ahora en Octubre. Tener un límite a la voracidad despilfarradora de los presidentes me parece una excelente idea que se queda en papel mojado si el límite es ampliable. Por otro lado no veo voluntad de reformas que lleven a la reducción de deuda y no a su aumento.

En esta ocasión Obama se ha topado con la “inflexibilidad” de los Republicanos que se oponen a planes como el Obamacare y en general a iniciativas caras que no hacen sino empeorar la situación financiera del país. Es como el alumno que hace algo malo y espera que el profesor no le riña. Si el gasto del gobierno federal estuviese bajo control y los planes del presidente pudiesen financiarse sin violar el techo de deuda no habría que negociar con los Republicanos.

La pregunta ahora mismo es ¿qué pasaría si sucede lo impensable? Bueno, parece ser que en caso de no acuerdo el gobierno de los Estados Unidos tendría que dejar de pagar la deuda que expire tras llegarse al techo de deuda. Eso, dicen, pondría patas arriba el sistema financiero mundial puesto que los bonos USA son “el activo más seguro del planeta” y en caso de impagarse se produciría una revolución en la consideración del resto de activos de inversión.

Mi opinión personal es que lo que pasaría sería: absolutamente nada. Tras una fase de sorpresa brutal el sistema se reajustaría. La gente se daría cuenta por fin de que la supuesta seguridad de la deuda de los países no es tal. De que hay que tener cuidado con lo que se compra y que no merece la pena prestar dinero a unos políticos (a intereses absurdamente bajos) que no saben gastárselo. Esa es la magia del mercado. Se ajusta, se autocorrige y dejado a sus leyes de forma libre tiende a equilibrarse. Los políticos lo han pervertido, lo han manoseado, han interferido con él, y ahí sigue. Y ahí seguirá. Creando bienestar y garantizando la libertad de las personas.

La quiebra de Lehman Brothers fue un aviso de que lo impensable puede suceder, pero se ve que no aprendemos. Pienso que quedan todavía algunos “shocks” por digerir antes de que la crisis pueda darse por finalizada.

Gracias por leerme.




Juan Rodríguez