Saturday 27 October 2012

Complejos de la derecha y tópicos de la izquierda.




Estimados lectores,

Dejo claro de entrada que los conceptos de derecha e izquierda están en mi opinión cada vez más obsoletos, en un mundo cada vez más diverso y complejo. Los utilizo en este post porque son conceptos que todo el mundo entiende. En segundo lugar hay que constatar que la batalla ideológica en Europa y cada vez más en Estados Unidos, la está ganando una social democracia muy hábil en su comunicación que ha logrado que la inmensa mayoría de la población secunde de forma poco crítica conceptos realmente discutibles.

El caso español es sangrante en este sentido. Ya comenté anteriormente que si yo fuese socialista votaría al PP, que ha seguido unas políticas de expansión fiscal y de no contención del gasto dignas de partidos más a la izquierda que la socialdemocracia al uso en Europa. Tenemos una “derecha” llena de complejos que se pasa la vida pidiendo perdón por no ser de izquierdas, que utiliza el lenguaje de la izquierda y que ha renunciado, ya no al dominio, sino a la pluralidad en los medios de comunicación.

Gran Bretaña es un poco una excepción. Cuando me preguntan en España por la política de aquí, suelo decir que el más izquierdista del Partido Laborista es más de derechas que el más de derechas del Partido Popular. Creo que eso era especialmente cierto con Blair. Un poco menos con Brown y Milliban. Aun así, el Partido Conservador adolece de los mismos complejos ideológicos que el resto de “derechas” del continente. Es como si el debate filosófico no les interesara. Como si están demasiado ocupados en política como para hablar de política.

Pongo un ejemplo. Recientemente saltó a la prensa la noticia de un incidente entre el Ministro de Hacienda George Osborne y un revisor en un tren. Supuestamente el ministro viajaba en primera clase con un billete de segunda y se decía que se resistió a pagar la diferencia. Posteriormente se supo que el ministro ni se dio cuenta del incidente, o al menos eso se dio como explicación. El diálogo tuvo lugar entre el revisor y un asistente del ministro. Parece ser que el viaje se retrasó a un tren posterior al previsto. El ministro tenía un asiento reservado en segunda, pero en el siguiente tren, al no tener reserva, optó por ocupar espacio en primera. El asistente abonó la diferencia y el asunto quedó zanjado. Quizás pueda parecer que una cuestión tan trivial no tiene trascendencia, pero este tipo de cosas por estos lares se toman muy en serio. Baste el ejemplo del jefe del grupo parlamentario Conservador, que tuvo que dimitir tras perder los nervios con los policías que custodian Downing Street. El incidente, provocado simplemente porque la policía indicó al parlamentario que debía salir con su bicicleta por una de las puertas laterales en vez de la principal, como era habitual, ha terminado en la dimisión del mismo. Parece ser que el dimisionario vino a decir a los policías (traducción libre) que si sabían quien era, que ellos estaban allí para servirle a él, todo ello aderezado con alguna palabra gruesa.

Pero volvamos al Sr Osborne y a lo de los complejos. Hace unos días, Osborne fue entrevistado por Sky News acerca del inesperado crecimiento de la economía (un 1%) en el último trimestre. Al hilo de la entrevista, el periodista sacó a colación por tres veces el supuesto incidente del tren. En todas las ocasiones George Osborne contestó simplemente que le parecía que no era el momento de hablar de ese asunto y que la entrevista debía centrarse en cuestiones económicas. La tercera vez el entrevistador simplemente preguntó algo así como ¿pero viaja usted en primera o en segunda? La respuesta fue la misma que en las dos ocasiones anteriores. Viene esto a cuenta de los complejos porque realmente la respuesta debería haber sido: mire usted, tengo un puesto de mucha responsabilidad, trabajo muchísimas horas, incluyendo cuando viajo, y para trabajar necesito unas condiciones de comodidad razonables. Ese es el motivo por el que suelo viajar en primera. El asunto es que la prensa insiste en “retratar” a los Conservadores como un grupo de privilegiados que viven por encima del resto de ciudadanos. Y ellos se dejan y no se revuelven y no argumentan en contra. Una honrosa excepción fue Cameron cuando dijo que en efecto él era un privilegiado que había tenido una educación excelente y que trabajaba cada día para que todos los Británicos tuviesen una educación como la que él había disfrutado.

Pasemos a otra noticia que esta vez ilustra los tópicos de la izquierda. Tópicos que de repetirse se han convertido supuestamente en verdades que si se rebaten llevan a acusaciones de retrógrado, carca y antidemócrata.  En fin, lo habitual. La noticia era la donación por parte de Amancio Ortega de veinte millones de Euros a Cáritas dada la situación dramática de muchas personas en nuestro país como consecuencia de la crisis económica. Bien, parece ser que a alguien no le ha parecido bien este gesto por razones como las siguientes: que es publicidad para Inditex, que mejor haría Don Amancio dando empleo más digno a sus empleados y dejando de explotar a menores en el tercer mundo. No mencionaré el nombre de la persona que hacía la crítica en Twitter para, según su propio deseo, no darle publicidad innecesaria. Lo del empleo digno (en España necesitamos empleo y punto, lo de digno es para cuando todo el mundo tenga trabajo) es un tópico que se oye demasiado. Cuando un ofertante de empleo y un trabajador llegan a un acuerdo para tener una relación laboral, para mí esa relación es digna porque es aceptada por ambas partes. Por otro lado, en materia de salarios y condiciones lo de la “dignidad” es un concepto subjetivo. La empresa creada por el Sr Ortega ha logrado que más de noventa mil personas trabajen voluntariamente en ella. Ojalá la persona que critica la donación a Cáritas pudiese decir lo mismo.

Lo de la explotación infantil en el tercer mundo es un argumento tremendamente falaz porque lo que hay que preguntarse en realidad es: ¿cuál es la alternativa? Quiero decir, si las empresas multinacionales “explotadoras” dejan de dar trabajo en condiciones que en Occidente nos parecen deficientes… ¿estas personas estarían como consecuencia mejor o peor? Yo creo que peor. Lo ilustro con otro ejemplo. Una asociación (seguro que muy progresista) denunció a un comedor de una entidad benéfica de Nueva York por servir comida sin disponer de los preceptivos carnets y permisos de manipulación de alimentos. Como consecuencia las autoridades cerraron el comedor social con lo cual los usuarios recurrieron a su “alternativa” que era naturalmente alimentarse de sobras obtenidas en cubos de la basura. Imagino que esta solución satisface las exigencias higiénicas de las autoridades y de los denunciantes. Por eso, hay que tener mucho cuidado con exportar los estándares de que disfrutamos en los países avanzados a los países emergentes.

Pero también hay motivos en la crítica que no se mencionan explícitamente. Las organizaciones que he mencionado son de orientación cristiana lo cual es un pecado en los tiempos que corren. El asunto es que Cáritas y organizaciones misioneras hacen una labor mucho más callada y eficaz que los gobiernos o la ONU para ayudar a los más desfavorecidos. Yo por mi parte, felicito a Amancio Ortega por su donación. La hace por que quiere, con su dinero y a quien le da la gana. Podría disfrutar ese dinero o gastárselo en un fiestón monumental, pero ha decidido que quiere hacer algo por personas en dificultades. Con publicidad o sin ella, muchas gracias.

Y a vosotros, como de costumbre, gracias por leerme,



Juan Rodríguez

Sunday 21 October 2012

Mitos y Leyendas.




Hola a todos,

Una de las cosas positivas de la crisis es, a mi modo de ver, la concienciación popular acerca de ciertos mitos, dichos, coletillas y presunciones que generalmente se tenían por verdaderas y que en el mundo moderno son, si no falsas, al menos muy discutibles. Me refiero a esas “verdades” que se dejan caer en conversaciones y en los medios de comunicación, y que nadie se atreve a discutir. Son los mitos y leyendas que la crisis va a pulverizar.

Leyenda número 1. El estado tiene recursos ilimitados.

Este es un mito que llevo escuchando desde mi más tierna infancia. Adopta muchas formas y colores. Una variante muy popular es “que se haga cargo el estado”. Otra mucho más sibilina es la concesión de derechos a la gente. Esta última está plasmada en la mismísima Constitución que otorga a todos los españoles el derecho al trabajo (que ironía) y a una vivienda digna. Por supuesto sin definir que se entiende por “digna”. Por supuesto sin hacer efectivo ese derecho.

Pero más allá de estos brindis al sol que los poderes públicos ni se molestan en proporcionar, tenemos derecho a indemnizaciones por despido (que el estado impone a agentes privados), derecho al subsidio de paro, derecho a una jubilación, y a un largo etcétera de cosillas que cuestan dinero. Finalmente estamos llegando al punto donde se comprueba que el gobierno no puede otorgar este tipo de “derechos” de forma ilimitada porque simplemente se llega a un punto donde no hay recursos para mantener el sistema.

A ver si, a partir de ahora, los ciudadanos y la oposición política interrogan más duramente a los gobiernos acerca de como se van a financiar esos nuevos “derechos”. En un artículo reciente se mencionaba un estudio según el cual en el Reino Unido hay un 53% de familias que obtienen más del Estado de lo que contribuyen. O sea, más de la mitad de las familias están subvencionadas en un mayor o menor grado. ‘Food for thought’ que dicen por aquí.

Leyenda número 2. Empleo estable y de calidad.

Parece mentira que en el país de la Unión Europea más afectado por el desempleo sigamos insistiendo en el contrato indefinido identificando “indefinido” con “eterno”. Vivimos en un mundo cambiante, abierto, competitivo y hasta cierto punto inestable. Las circunstancias en el mundo de los negocios cambian con una rapidez increíble y por lo tanto aquellos que tengan la capacidad de adaptarse a ellas serán los ganadores.

Aspirar a los contratos de trabajo de la época de nuestros padres es sencillamente imposible. El mundo ha cambiado. Una fábrica de automóviles puede tener una sobreproducción del 30% este trimestre y un déficit de producción del 30% el siguiente. Por tanto los proveedores tienen que ser flexibles y la fuerza laboral también. El trabajo a tiempo parcial, temporal o por cuenta propia es algo muy positivo ya que dota a la industria de esa flexibilidad. Cada vez que salen nuevas cifras de desempleo y escucho a nuestros sindicalistas la cantinela del empleo “de calidad” pienso que hay millones que gustosamente aceptarían trabajo de menos calidad que al menos temporalmente les permita desarrollar un proyecto de vida.

Leyenda número 3. La riqueza y el trabajo son magnitudes fijas.

Este mito tiene múltiples variantes. Por ejemplo, la que dice que la riqueza de un país depende de los recursos naturales, olvidando que en realidad la riqueza la producen las personas. Se escucha a menudo aquello de que “tal o cual país es muy rico”, pero en realidad hay muchos países con poca riqueza natural (Japón, Suiza) que son mucho más ricos que otros con mayores recursos (Venezuela, Irak, Argelia). La riqueza no tiene un tamaño determinado y por lo tanto es posible producir más e incrementar el bienestar de la sociedad.

Una variante especialmente sangrante se refiere, de nuevo, al empleo. Se escucha continuamente que la gente tiene que jubilarse para “dejar paso” a nuevas generaciones. Que no jubilarse es “ocupar” el puesto de trabajo de un joven. De nuevo, los empleos no vienen “contados”. Se crean y se destruyen. Muchas de las vacantes por jubilación no se cubren y puestos nuevos se crean sin necesidad de jubilar a nadie. Cuanta más gente trabaje, mejor. Por otro lado, muchos jubilados por su experiencia producen riqueza que a la vez puede generar empleo, mientras que otros podrían haber dejado de trabajar hace años porque no producen nada de interés para la sociedad. Cada vez es más difícil aplicar la misma receta a todo el mundo.

El ejemplo más claro para rebatir este mito es la incorporación de la mujer al mundo laboral. Imagino que en la época también se diría que “quitaban el trabajo a los hombres”.

Gracias por leerme,



Juan Rodríguez

Paso de puntillas por las elecciones de hoy en Galicia y el País Vasco. En Galicia veremos si a Mariano le sale bien posponer decisiones con tal de que el partido siga gobernando o todo se queda en lo de las elecciones en Andalucía. En el País Vasco contemplaremos como un grupo afín al terrorismo se convierte en la segunda fuerza política. Premio al que el PPSOE ha hecho méritos durante mucho tiempo.

Thursday 11 October 2012

El otoño en Gran Bretaña.



Hola a todos,

Hago un paréntesis en temas económicos por un motivo muy simple. En los últimos días he tenido conocimiento de que personas queridas y cercanas han caído víctimas de ese gran monstruo que es el desempleo. Por lo tanto tengo un enfado considerable y prefiero no escribir sobre temas tan deprimentes. Baste decir que este gobierno y el anterior son tal para cual, unos miserables, unos canallas que están llevando a varias generaciones de españoles a la ruina. Dejémoslo así.

Voy a hablar por tanto de otros asuntos. En este caso quiero dar a conocer costumbres sociales y políticas del otoño británico. Para dejar constancia y para dar lugar a la reflexión sobre nuestros hábitos políticos y patrióticos.

La primera tradición son las convenciones de los partidos políticos. Durante las tres últimas semanas, empezando con el Partido Liberal Demócrata, siguiendo con el Partido Laborista y terminando ayer mismo con el Partido Conservador; hemos tenido la oportunidad de escuchar a los principales miembros de los tres partidos mayoritarios. Este “ritual” tiene lugar cada año y aunque se puede decir que estas convenciones no sirven de gran cosa, siempre es bueno que haya una actualización frecuente de las políticas y medidas que propone cada uno de ellos.

La convención Liberal Demócrata se centró alrededor del liderazgo de Nick Clegg. El gobierno de coalición con los conservadores está pasando factura a este partido, que intenta con dificultades distinguirse de los Conservadores. O en otras palabras, tratan de evitar la pérdida de votos hacia los conservadores (los que en realidad gobiernan al ser partido mayoritario) y hacia los laboristas (como alternativa de poder). Un acto de malabarismo que de momento permite a Clegg seguir siendo el líder del partido.

La convención laborista tuvo como argumento central las dudas sobre su líder, Ed Milliband, que no ha terminado de convencer desde que por sorpresa ganase las elecciones a encabezar su partido. Por tanto el discurso de Milliband fue esperado con enorme expectación. Personalmente nunca he visto a este líder demostrar la dialéctica o el liderazgo necesario para aspirar a descabalgar a los conservadores.  El desastre económico que dejó el Gobierno de Gordon Brown es una referencia constante que aprovechan los conservadores aun mucho tiempo después de estar en el poder. Sin embargo su discurso, sin usar papeles, estuvo muy bien ejecutado y sorprendió gratamente tanto a los fieles como a la prensa. Yo coincido con esas opiniones y me alegra que el líder de la oposición mejore en sus habilidades y muestre una mayor solidez. Creo que eso es importante para la democracia.

Por último los conservadores han tenido que lidiar con una economía que no termina de despegar y la eterna historia de las luchas internas de poder entre Boris Johnson, alcalde de Londres y David Cameron, primer ministro. En el tema económico el ministro de Economía (George Osborne) reiteró la voluntad del gobierno de reducir el déficit y cuadrar las cuentas. Un discurso muy polémico donde se anunció que el estado del bienestar va a ser recortado con cierta dureza. Por su parte Boris Johnson, un muy excéntrico personaje que es de los pocos conservadores que se permite discrepar abierta y reiteradamente con las políticas del gobierno, hizo un discurso lleno de humor donde manifestó su apoyo al gobierno. Es un personaje ambicioso, pero sabe que ahora no es el momento de hacer ruido dentro del partido. Por otra parte acaba de ser re-elegido alcalde. O sea, no es el momento para aspirar a más altas glorias. Pero lo hará en su momento.

La convención tuvo como pieza estelar el discurso de Cameron. Fue un discurso con una enorme carga emocional que hizo guiños múltiples a los fieles del partido. Hay que reconocer que la habilidad dialéctica de Cameron es elevadísima, pero a mí me da la sensación de que es uno más de estos políticos modernos: incoloros, inodoros e insípidos. Mucha palabrería y poco trigo. Siempre pendientes de la opinión pública. Como era previsible, el tema de Europa, tradicional motivo de discrepancia en el partido, se evitó casi por completo.

Y así, poquito a poquito, los días se acortan y las hojas de los árboles amarillean. Poca chicha en las convenciones este año. Pero considero que hacer una convención anual es algo positivo. Al final, mucho o poco, hay que hablar de algo. Y los electores pueden ir haciéndose una idea de sus preferencias. Aquí, al contrario que en España, la fidelidad del voto es reducidísima. O sea, si al final nos van a tomar el pelo, por lo menos que se lo curren.

Me gustaría ver a Mariano y sus mariachis explicar su política constitucional, su política antiterrorista y sobre todo su política económica. Un año después de haber empezado a incumplir muchísimos de sus compromisos electorales.

Gracias por leerme,



Juan Rodríguez