Saturday 22 December 2012

Un cálculo esclarecedor.



Estimados lectores,

Empiezo con una anécdota, recordatorio del auténtico drama que sufre el país. Me escribe un amigo. Felices fiestas. Le contesto. ¿Como te va? Me contesta. He perdido mi trabajo hace dos meses, espero que en 2013 la cosa mejore. Lo dicho. Este es el auténtico drama de la crisis. El desempleo. Una nación que se permite el lujo de prescindir de gente bien educada y con varias décadas de experiencia profesional. No me quiero ni imaginar cuales son las perspectivas de gente con poca preparación, pocos estudios o ambas cosas.

Visito a otro amigo. Está preparando un máster. Es bueno ver que hay gente que sabe que hay que formarse a lo largo de toda la vida. El mundo cambia y hay que adaptarse. Hablamos de la necesidad de tener rigor con las opiniones. Es decir, es muy fácil soltar lo primero que se nos ocurre en la barra de un bar o en un blog (me doy por aludido), pero es mucho mejor fundamentar las opiniones con algo que las respalde. Nada como las matemáticas para este cometido.

De modo que me he planteado la siguiente pregunta: Si España quisiera pagar su deuda estatal totalmente, tomando unas hipótesis entre realistas y optimistas (que para eso es Navidad), ¿cuánto tardaríamos? La pregunta tiene su aquel. Es una medida directísima de la solvencia. Para mi alguien solvente es aquel que teniendo una deuda saca el fajo de billetes y golpea la mesa con chulería. Alguien menos solvente tardará mucho en deshacerse de la obligación.

Pero no nos vayamos por las ramas. A efectos de la calle la solvencia esta relacionada con eso que se dice tanto de que la siguiente generación vivirá peor que la anterior. O en otra versión, que estamos hipotecados nosotros, nuestros hijos y hasta nuestros nietos. Entonces, cuanto tardaríamos en dejar la deuda en cero. Para hacer el cálculo, he tomado las siguientes hipótesis:
·         Deuda: 75% del PIB. Bastante realista a finales de 2012.
·         Tipo de interés a pagar por la deuda: 5%. Realista a fecha de hoy.
·         Aumento anual del PIB: 2.5%. Optimista a fecha de hoy. Quien sabe a largo plazo.
·         Superávit para amortizar deuda e intereses: 5% del PIB. Aquí se me ha ido la pinza, seguimos acumulando déficit y un superávit medio a largo plazo de este calibre es impensable. Pero como decía, pues eso, es Navidad.

Reconozco de entrada que este estudio no es riguroso, pero los números, incluso con hipótesis al viento como estas, dan una idea de las cosas. Bien, allá vamos, con estos números la deuda llegaría a ser cero en… 21 años. O sea, si se nos ocurriese hacer algo tan sensato como pagar la deuda, haciendo un esfuerzo notable (5% del PIB, cuando en realidad andamos ya sufriendo para alcanzar déficits del 5-6%) tardaríamos más de 20 años. O sea, un apretón de cinturón para mí y para mis hijos, al menos en una parte sustancial de sus vidas.

Con esfuerzos más modestos la cosa es muchísimo peor. Con el 4% del PIB de superávit la deuda sería cero en 28 años. Y con el 3% se tardarían 42 años. Aquí ya entramos en territorio de nietos.

Dos pequeñas notas para concluir. Ciertamente no es necesario que un país alcance un estado de deuda cero. Casi ninguno lo consigue. Casi ninguno lo intenta. Lo de llegar a deuda cero es simplemente un indicador de como se llegaría a ese estado ideal de no deuda. La otra consideración es que hay muchísimos países con una deuda gubernamental mucho más alta que la nuestra en porcentaje del PIB. Este argumento no me alegra nada. Ya lo dice el refrán, mal de muchos, consuelo de tontos.

Gracias por leerme y feliz Navidad.



Juan Rodríguez

Thursday 22 November 2012

Un año tirando del asa.



Celebra Don Mariano Rajoy un año en el poder. ¡Enhorabuena! Enhorabuena también a todos sus amigos y correligionarios que por tal motivo han encontrado colocación, ahora que lo del desempleo está tan chungo. Entre unas cosas y otras la crisis se irá curando y para cuando toque irse lo mismo hay trabajo por ahí fuera. Yo en todo caso recomiendo precaución ya que me temo que las profecías de Soraya sobre la economía pueden no cumplirse. Si hay algo que encanta en estos tiempos a los políticos en el poder es un buen “brote verde”, real o imaginario, que echarse a la boca.

Como Don Mariano no lee este blog y a duras penas sabría decir quien es Churchill, se ha pasado su primer año en el poder tirando del asa del cubo. O sea, friendo de impuestos a la sufrida clase media y desparramando dineros a autonomías irresponsables, bancos y otros grupos de elegidos entre los que destacan, como no, los sindicatos y los partidos políticos. Recortes, los justos. Y siempre a lo facilón, que bastante trabajo da llegar a la Presidencia del Gobierno como para matarse una vez conseguido el objetivo.

No negaré que el trabajo no es fácil. Desde luego que no envidio la tarea de los dirigentes en este momento de crisis profunda. Pero la condescendencia y el argumento de la “herencia recibida” tienen que ir dando paso al análisis y a la exigencia de responsabilidades. Mi análisis es que el PP y su presidente tardaron lo justito en tirar por la borda una parte muy sustancial de las propuestas con las que ganaron las elecciones. Ideas de principio como la disciplina y la no subida de impuestos que ahora brillan por su ausencia. Con mayoría absoluta y con la mayoría de autonomías gobernadas por el mismo partido no hay demasiados argumentos para no poner la casa en orden.

Se ha dicho que lo que se encontraron del anterior gobierno hizo necesaria la subida de impuestos. No me lo creo. Lo que había del anterior gobierno era, si no conocido, de suponer. Por otra parte subir impuestos puede ser muy contraproducente para los ingresos fiscales, ya que se ahoga a empresas y particulares, se incentiva el fraude, etc.

En esta línea, hay que recordar a los políticos de todos los partidos y de todas las partes del planeta que las actuaciones del Estado tienen consecuencias. Los impuestos y las subvenciones distorsionan el equilibrio del mercado e introducen a menudo incentivos perversos. Todo aquello que se grave con impuestos en principio decrecerá. Todo aquello que se fomente con subvenciones aumentará, pero lo hará a expensas de otras alternativas de uso de los recursos existentes.

Algunos ejemplos. El IVA es un impuesto que paga el consumidor final de un producto o servicio. Una subida del mismo deprime el consumo. El IRPF es un impuesto sobre los ingresos de las personas. Aumentarlo penaliza el trabajo y otras fuentes de ingresos típicas, por ejemplo, alquilar un piso que se tiene en propiedad. Un aumento de cotizaciones sociales también penaliza el trabajo al imponer un coste al mismo. Por lo tanto, estas subidas, de aplicación reciente en nuestro país, disminuirán el consumo y aumentarán el desempleo. Un efecto colateral es que se incentiva el fraude. Todos estos factores a su vez resultan frecuentemente en menores ingresos por impuestos.

Pasemos a las subvenciones. Si es cierto que promocionan aquello que se subvenciona, cabría pensar que son un método fantástico para promover aquello que nos interesa como sociedad. El caso es que poca gente se para a pensar que el subsidio de desempleo, por ejemplo, promociona precisamente eso, el desempleo. Aquí en el Reino Unido las autoridades locales dan vivienda en condiciones preferentes a personas desfavorecidas, en particular aquellas que tienen hijos. Resultado, una tasa elevadísima de embarazos en adolescentes.

Por otra parte, también hay que considerar que una subvención introduce una distorsión en la asignación de los limitados recursos disponibles. Es decir, el dinero fluirá hacia las actividades con “primas” en detrimento de otras posibilidades de inversión. Un ejemplo claro son las subvenciones a las energías renovables que han detraído inversión de otras energías mucho más rentables económicamente. Estas inversiones encarecen el producto final, la electricidad. Por si esto no fuese poco, el gobierno ha creado una serie de impuestos que harán la energía todavía más cara. Naturalmente las subvenciones también atraen su cuota de fraude. Por ejemplo el asombroso descubrimiento de centrales solares que producían energía… ¡de noche! Naturalmente dicha energía no procedía del sol, si no de generadores diesel. Eso si, recibían su prima hasta que se descubrió el pastel.

Otro ejemplo sangrante son las subvenciones agrícolas a ciertos cultivos. El 40% del presupuesto de la Unión Europea se gasta en este tipo de cosas. Este caso es particularmente nocivo porque por un lado no permite a países pobres competir con algo que podría sacarlos del subdesarrollo y por otro lado introduce un elemento de economía planificada de tan nefastos resultados allí donde se ha llevado al extremo.

Concluyo deseando suerte a nuestro gobierno. No soy optimista. Me consuela la posibilidad (no despreciable) de equivocarme. Pero me da a mí que un día de estos Don Mariano va a ir corriendo a ver a de Guindos y a Montoro con el asa del cubo de la mano. Y en esas circunstancias los ministros se mirarán sorprendidos. ¿Como es posible? ¿Qué ha fallado? ¡Con lo que había aguantado este cubo!

Gracias por leerme,




Juan Rodríguez

Thursday 15 November 2012

Apagones informativos y noticias emocionales.



Estimados lectores,

Mis disculpas por haber tardado tanto en escribir de nuevo en el blog. Un fiel lector me lo ha recordado. Gracias. Puedo confirmar que esta circunstancia no forma parte del apagón informativo del que quiero hablar en este artículo.

No suelo ser muy tendente a dejarme llevar por teorías conspiratorias o a imaginar que personas en la sombra, o peor aun, en organizaciones secretas, dirigen el mundo utilizando a las figuras públicas como meras marionetas. Lo que si que creo es que el poder intenta, y a menudo consigue, manipular a la llamada “opinión pública” de formas más o menos sutiles para alcanzar sus fines. Y creo que en estas últimas semanas hemos visto un par de ejemplos claros.

Por un lado he notado durante varias semanas una ausencia de noticias económicas relacionadas con la crisis actual que me ha sorprendido bastante. Como si Grecia, la crisis del Euro en general y las deudas híper infladas de tantos y tantos países se hubiesen tomado unas vacaciones de las primeras páginas de los periódicos. Llama esto aun más la atención por la época del año. En pleno Agosto o cerca de Navidad siempre afloran noticias más amables cuando la gente no está para tomarse la realidad demasiado en serio. Imagino que todo esto es consecuencia de las elecciones en USA. Cuanto menos ruido mejor. Cuantas menos malas noticias mejor. Angela, retrásame la reunión sobre el duodécimo rescate de Grecia unas semanas. Mariano, ya habrá tiempo de pensar sobre el rescate. Y así, a gusto de todos, se deja de hablar de lo importante durante una temporada.

La verdad es que siendo a conveniencia de todos tampoco hace falta un poder en la sombra que manipula a los medios de comunicación. Incluso los lectores, oyentes y telespectadores agradecemos un poco de tranquilidad. Pero a fuerza de resaltar lo obvio hago saber que los problemas no dejan de existir porque no se hable de ellos.

Y ahora en la fase post re-elección (dos mil millones de dólares para tener el mismo presidente y la misma mayoría republicana en el congreso) parece que las noticias en los medios apelan a esa cosa sentimental tan socorrida para distraer la atención del pueblo. Un ejemplo son los desahucios, para los que el todopoderoso gobierno ya prepara soluciones.  Aquí en el Reino Unido han sido la crisis en la BBC a raíz de un par de incidentes en sus programas y el cansino molinillo de los supuestos abusos a menores de un personaje famoso y muy excéntrico recientemente fallecido.

No digo que estos temas no merezcan cierta atención, pero creo que no tanta. Y creo que no deberían distraer la atención del tema más importante del panorama político y económico que es esta crisis galopante de la que nos han mentido tanto y sobre la que quieren seguirnos mintiendo.

No puedo dejar de pasar la ocasión de caer de nuevo en el vicio de tratar demasiados temas en el mismo artículo. Por tanto permitidme que os cuente otra costumbre Británica que se repite cada otoño. Me refiero al “Rembembrance Day” (el día del recuerdo). Se celebra cada 11 de Noviembre, que además este año ha caído en domingo. Se trata de un día dedicado a recordar a los caídos en las dos guerras mundiales, y por extensión a los fallecidos en todos los conflictos armados. El símbolo de la campaña anual es siempre una amapola en recuerdo a los campos donde se libraron las batallas más intensas de la primera guerra mundial. Durante las dos semanas previas al 11 de Noviembre un verdadero “ejército” de voluntarios ofrece la amapola para colocar en la chaqueta o camisa a cambio de una donación para la Royal British Legion (www.britishlegion.co.uk).

Los actos más destacados son dos minutos de silencio el 11 del 11 a las 11, fecha de la firma del armisticio que puso fin a la primera guerra mundial y el tributo a los caídos con presencia de la familia real, políticos, ex primeros ministros y lógicamente muchos veteranos de guerra.

Gracias por leerme,



Juan Rodríguez

Saturday 27 October 2012

Complejos de la derecha y tópicos de la izquierda.




Estimados lectores,

Dejo claro de entrada que los conceptos de derecha e izquierda están en mi opinión cada vez más obsoletos, en un mundo cada vez más diverso y complejo. Los utilizo en este post porque son conceptos que todo el mundo entiende. En segundo lugar hay que constatar que la batalla ideológica en Europa y cada vez más en Estados Unidos, la está ganando una social democracia muy hábil en su comunicación que ha logrado que la inmensa mayoría de la población secunde de forma poco crítica conceptos realmente discutibles.

El caso español es sangrante en este sentido. Ya comenté anteriormente que si yo fuese socialista votaría al PP, que ha seguido unas políticas de expansión fiscal y de no contención del gasto dignas de partidos más a la izquierda que la socialdemocracia al uso en Europa. Tenemos una “derecha” llena de complejos que se pasa la vida pidiendo perdón por no ser de izquierdas, que utiliza el lenguaje de la izquierda y que ha renunciado, ya no al dominio, sino a la pluralidad en los medios de comunicación.

Gran Bretaña es un poco una excepción. Cuando me preguntan en España por la política de aquí, suelo decir que el más izquierdista del Partido Laborista es más de derechas que el más de derechas del Partido Popular. Creo que eso era especialmente cierto con Blair. Un poco menos con Brown y Milliban. Aun así, el Partido Conservador adolece de los mismos complejos ideológicos que el resto de “derechas” del continente. Es como si el debate filosófico no les interesara. Como si están demasiado ocupados en política como para hablar de política.

Pongo un ejemplo. Recientemente saltó a la prensa la noticia de un incidente entre el Ministro de Hacienda George Osborne y un revisor en un tren. Supuestamente el ministro viajaba en primera clase con un billete de segunda y se decía que se resistió a pagar la diferencia. Posteriormente se supo que el ministro ni se dio cuenta del incidente, o al menos eso se dio como explicación. El diálogo tuvo lugar entre el revisor y un asistente del ministro. Parece ser que el viaje se retrasó a un tren posterior al previsto. El ministro tenía un asiento reservado en segunda, pero en el siguiente tren, al no tener reserva, optó por ocupar espacio en primera. El asistente abonó la diferencia y el asunto quedó zanjado. Quizás pueda parecer que una cuestión tan trivial no tiene trascendencia, pero este tipo de cosas por estos lares se toman muy en serio. Baste el ejemplo del jefe del grupo parlamentario Conservador, que tuvo que dimitir tras perder los nervios con los policías que custodian Downing Street. El incidente, provocado simplemente porque la policía indicó al parlamentario que debía salir con su bicicleta por una de las puertas laterales en vez de la principal, como era habitual, ha terminado en la dimisión del mismo. Parece ser que el dimisionario vino a decir a los policías (traducción libre) que si sabían quien era, que ellos estaban allí para servirle a él, todo ello aderezado con alguna palabra gruesa.

Pero volvamos al Sr Osborne y a lo de los complejos. Hace unos días, Osborne fue entrevistado por Sky News acerca del inesperado crecimiento de la economía (un 1%) en el último trimestre. Al hilo de la entrevista, el periodista sacó a colación por tres veces el supuesto incidente del tren. En todas las ocasiones George Osborne contestó simplemente que le parecía que no era el momento de hablar de ese asunto y que la entrevista debía centrarse en cuestiones económicas. La tercera vez el entrevistador simplemente preguntó algo así como ¿pero viaja usted en primera o en segunda? La respuesta fue la misma que en las dos ocasiones anteriores. Viene esto a cuenta de los complejos porque realmente la respuesta debería haber sido: mire usted, tengo un puesto de mucha responsabilidad, trabajo muchísimas horas, incluyendo cuando viajo, y para trabajar necesito unas condiciones de comodidad razonables. Ese es el motivo por el que suelo viajar en primera. El asunto es que la prensa insiste en “retratar” a los Conservadores como un grupo de privilegiados que viven por encima del resto de ciudadanos. Y ellos se dejan y no se revuelven y no argumentan en contra. Una honrosa excepción fue Cameron cuando dijo que en efecto él era un privilegiado que había tenido una educación excelente y que trabajaba cada día para que todos los Británicos tuviesen una educación como la que él había disfrutado.

Pasemos a otra noticia que esta vez ilustra los tópicos de la izquierda. Tópicos que de repetirse se han convertido supuestamente en verdades que si se rebaten llevan a acusaciones de retrógrado, carca y antidemócrata.  En fin, lo habitual. La noticia era la donación por parte de Amancio Ortega de veinte millones de Euros a Cáritas dada la situación dramática de muchas personas en nuestro país como consecuencia de la crisis económica. Bien, parece ser que a alguien no le ha parecido bien este gesto por razones como las siguientes: que es publicidad para Inditex, que mejor haría Don Amancio dando empleo más digno a sus empleados y dejando de explotar a menores en el tercer mundo. No mencionaré el nombre de la persona que hacía la crítica en Twitter para, según su propio deseo, no darle publicidad innecesaria. Lo del empleo digno (en España necesitamos empleo y punto, lo de digno es para cuando todo el mundo tenga trabajo) es un tópico que se oye demasiado. Cuando un ofertante de empleo y un trabajador llegan a un acuerdo para tener una relación laboral, para mí esa relación es digna porque es aceptada por ambas partes. Por otro lado, en materia de salarios y condiciones lo de la “dignidad” es un concepto subjetivo. La empresa creada por el Sr Ortega ha logrado que más de noventa mil personas trabajen voluntariamente en ella. Ojalá la persona que critica la donación a Cáritas pudiese decir lo mismo.

Lo de la explotación infantil en el tercer mundo es un argumento tremendamente falaz porque lo que hay que preguntarse en realidad es: ¿cuál es la alternativa? Quiero decir, si las empresas multinacionales “explotadoras” dejan de dar trabajo en condiciones que en Occidente nos parecen deficientes… ¿estas personas estarían como consecuencia mejor o peor? Yo creo que peor. Lo ilustro con otro ejemplo. Una asociación (seguro que muy progresista) denunció a un comedor de una entidad benéfica de Nueva York por servir comida sin disponer de los preceptivos carnets y permisos de manipulación de alimentos. Como consecuencia las autoridades cerraron el comedor social con lo cual los usuarios recurrieron a su “alternativa” que era naturalmente alimentarse de sobras obtenidas en cubos de la basura. Imagino que esta solución satisface las exigencias higiénicas de las autoridades y de los denunciantes. Por eso, hay que tener mucho cuidado con exportar los estándares de que disfrutamos en los países avanzados a los países emergentes.

Pero también hay motivos en la crítica que no se mencionan explícitamente. Las organizaciones que he mencionado son de orientación cristiana lo cual es un pecado en los tiempos que corren. El asunto es que Cáritas y organizaciones misioneras hacen una labor mucho más callada y eficaz que los gobiernos o la ONU para ayudar a los más desfavorecidos. Yo por mi parte, felicito a Amancio Ortega por su donación. La hace por que quiere, con su dinero y a quien le da la gana. Podría disfrutar ese dinero o gastárselo en un fiestón monumental, pero ha decidido que quiere hacer algo por personas en dificultades. Con publicidad o sin ella, muchas gracias.

Y a vosotros, como de costumbre, gracias por leerme,



Juan Rodríguez