Saturday 20 April 2013

Margaret.



Estimados amigos,

Imagino que con el título ya sabéis a quien voy a dedicar esta entrada del blog. He estado ocupado y por eso no he escrito antes. Pero casi mejor. La muerte y posterior funeral de Margaret Thatcher ha levantado de nuevo una enorme controversia y casi prefiero escribir una vez que ésta se ha desvanecido en buena parte. Digo “de nuevo” porque la trayectoria del personaje ha estado acompañada permanentemente de la polémica. El fallecimiento de la dama de hierro ha llenado las televisiones de resúmenes y programas documentales que a mí personalmente me han enseñado muchas cosas que desde una perspectiva histórica desconocía.

Mis recuerdos personales de la época son muy difusos. Recuerdo que la opinión general, posiblemente la mía incluida, era negativa hacia Thatcher y como no, hacia su contemporáneo y amigo Ronald Reagan. Con los años he ido perdiendo el complejo a no ser de izquierdas y por tanto mis opiniones de ambos, sobre todo la de Thatcher ha mejorado muchísimo. En todo caso se trata indudablemente de un personaje histórico de primer orden. Es la primera y única mujer que ha sido presidenta del gobierno Británico, y la que ha ocupado el cargo por más tiempo durante el siglo XX. Repasemos los que son en mi opinión sus logros más importantes.

Margaret Thatcher heredó un país sumido en una brutal crisis económica cuando tomó posesión de la presidencia del gobierno en 1979. La crisis del petróleo de los 70, años de mala gestión por parte de gobiernos laboristas y una economía estatalizada y sindicalizada habían llevado al país a ser denominado “the sick man of Europe” (el hombre enfermo de Europa). Personalmente he tenido ocasión de escuchar de primera mano testimonios acerca de los frecuentes cortes de electricidad que se sufrían en la época. Por otra parte, el Reino Unido (país fundador del FMI) tuvo que solicitar asistencia de este organismo en 1976. O sea, la situación era muy seria, las huelgas eran continuas y las empresas ineficientes. En este sentido la privatización de muchas empresas, el cierre de industrias deficitarias, el doloroso enfrentamiento a los sindicatos y sentar las bases para que Londres fuese un centro financiero de primer orden fueron acciones de modernización de la economía que siguen teniendo sus efectos hoy en día.

El segundo logro que no puede pasarse por alto es haber contribuido a la caída del Muro de Berlín con las políticas hacia el bloque del Este coordinadas con los Estados Unidos. Se trata de un problema complicado que dominó la política internacional durante décadas. Se forjó así una alianza entre el Reino Unido y los USA que pervive hasta hoy. A nivel personal me sorprendió, por ejemplo, el tratamiento de los atentados del 11 de Septiembre en Nueva York como si hubiesen sucedido aquí. Algo parecido y más reciente ha sucedido con el atentado de la maratón de Boston hace escasos días. Los británicos suelen decir, en tono jocoso, que se trata de dos países “separados por un idioma común”. Los lazos entre ambos países, a nivel político y a nivel popular, son indudablemente intensos.

Un logro menos conocido y que fue heredado por Tony Blair es la paz en Irlanda del Norte. La política de Thatcher al respecto fue de firmeza y de dureza. Varios terroristas del IRA en huelga de hambre fallecieron y los atentados fueron salvajes y atroces. El detalle que contribuyó a la resolución del conflicto fue el reconocimiento de que Irlanda (del sur) tenía un interés legítimo en el conflicto. Este simple hecho fue fundamental en las posteriores negociaciones que desembocaron en el acuerdo de Viernes Santo que puso fin al conflicto armado.

La guerra de las Malvinas fue, en mi opinión, un error. Más en su ejecución que en su planteamiento. La guerra se ganó por casualidad. Por una confluencia de suerte y de incompetencia de los argentinos. En cuanto al planteamiento, la verdad es que no tenía mucha vuelta de hoja, ya que se trataba de un ataque a un territorio considerado soberano por el Reino Unido. También había consideraciones electoralistas aquí y de opinión pública en Argentina. La guerra en el fondo favoreció a ambos gobiernos que utilizaron el episodio para envolverse en sus respectivas banderas en beneficio propio.

A mí lo que me resulta más atractivo del personaje es su determinación y ausencia de complejos a la hora de defender principios y transformarlos en políticas. A partir de Tony Blair (que hizo suya buena parte de la herencia de los gobiernos conservadores precedentes) comenzó la era del político incoloro, inodoro, insípido y transparente. El político que se pone de perfil y que mira constantemente a las encuestas. El político blandengue que se pliega a los prejuicios y modas. El político que siempre dice al electorado lo que éste quiere oír.

La controversia ha acompañado a Margaret Thatcher hasta el crematorio. El gasto de diez millones de libras en su funeral, presidido por la Reina de Inglaterra, ha generado muchas críticas. Posiblemente procedentes de grupos que apoyan subsidios a sectores no rentables de cientos o miles de millones. Cierro este artículo con una de las frases más celebres de Thatcher: “Donde haya discordia, traigamos armonía. Donde haya error, traigamos la verdad. Donde haya duda, traigamos fe. Donde haya desesperación, traigamos esperanza”. Se opine lo que se opine sobre ella, Margaret Thatcher no dejó a casi nadie indiferente. Buena señal.

Gracias por leerme.



Juan Rodríguez