En el
día en que escribo esto, la empresa para la que trabajo tiene una reunión
importantísima con un cliente grande. Hay mucho en juego y las últimas semanas
han sido duras para tener preparados equipos que demuestren la capacidad de
entregar un sistema complejo. Ha habido que trabajar muchas horas, incluidos
fines de semana, pero se ha entregado algo muy sólido. Yo creo que lo mejor que
se podía entregar dentro de las circunstancias.
En
estos momentos tan difíciles económicamente, donde está pasando lo “impensable”,
creo que este pequeño ejemplo que acabo de describir ilustra perfectamente algunos
de los valores que son necesarios para salir del embrollo, a saber:
Dedicación. Hay que trabajar y hay que trabajar muy
duro. Hay que trabajar de forma eficiente, no más horas sinó mejores horas. Y
en caso necesario ambas cosas. Nadie nos va a sacar de ésta si no nos sacamos
nosotros mismos.
Talento. Hay que fomentar y premiar la inteligencia,
la capacidad, las habilidades, la preparación… Simplemente porque la gente
inteligente, capaz, hábil y preparada produce riqueza y crea un entorno en el
que trabajar es más sencillo y más productivo. También más enriquecedor. Creo
que en España tenemos un problema gravísimo de culto a la mediocridad. De
supresión de opiniones legítimas que discrepan con el que tiene el poder. En mi
ejemplo anterior ha habido momentos de mucho estrés, pero todo el mundo ha
contribuido con sus ideas. Algunas han sido adoptadas y otras no. Pero tenemos
una cultura de hablar libremente y en última instancia respetar la decisión del
que tiene la responsabilidad sobre sus hombros.
Diversidad. En el equipo del ejemplo hay representadas
cinco nacionalidades y ninguna tiene un peso superior al 30%. A la hora de
seleccionar, el origen de las personas no es un factor que se tenga en cuenta.
Esto conecta con la idea del talento. Al final, lo que se necesita en una
empresa es gente buena, venga de donde venga. Cada punto de vista diferente,
cada perspectiva cultural, aporta algo. El pensamiento único rara vez lleva a
cosa buena. De nuevo, hay que fomentar la diversidad. Por otro lado, en un
mundo de competencia global no hay alternativa.
Liderazgo. La persona responsable del proyecto del ejemplo
ha trabajado como el que más y ha coordinado el equipo de forma que ningún
detalle se pasase por alto. En ciertos momentos también se ha remangado y ha
hecho trabajo “de currante”. Estas cosas se echan de menos en la cultura del ‘ordeno
y mando’. El liderazgo se gana dando ejemplo (no por un nombramiento) y
demostrando que se sabe hacer el trabajo de dirigir más buena parte del trabajo de
los subordinados.
La
lista de valores necesarios para salir de la situación dramática en la que nos
encontramos, ya no en España sinó en todo occidente, es mucho más extensa. Son
valores que no están de moda. Son los valores de la generación anterior. Son
valores que hay que recuperar. Sin ellos, ninguna montaña de dinero en forma de
rescate-préstamo-ayuda-limosna de nuestros amigos europeos va a solucionar el
problema.
Quiero
terminar ésta entrada con una dedicatoria que tomo prestada de un libro. Decía
más o menos así: A mis padres por haberme dado una buena educación, de donde ha
venido todo lo demás. Yo cambiaría la frase sustituyendo educación (también
importantísima) por valores. Los necesitamos.
Gracias
por leerme,
Juan
Rodríguez