Tuesday 12 June 2012

Valores, valores, valores…


En el día en que escribo esto, la empresa para la que trabajo tiene una reunión importantísima con un cliente grande. Hay mucho en juego y las últimas semanas han sido duras para tener preparados equipos que demuestren la capacidad de entregar un sistema complejo. Ha habido que trabajar muchas horas, incluidos fines de semana, pero se ha entregado algo muy sólido. Yo creo que lo mejor que se podía entregar dentro de las circunstancias.

En estos momentos tan difíciles económicamente, donde está pasando lo “impensable”, creo que este pequeño ejemplo que acabo de describir ilustra perfectamente algunos de los valores que son necesarios para salir del embrollo, a saber:

Dedicación. Hay que trabajar y hay que trabajar muy duro. Hay que trabajar de forma eficiente, no más horas sinó mejores horas. Y en caso necesario ambas cosas. Nadie nos va a sacar de ésta si no nos sacamos nosotros mismos.

Talento. Hay que fomentar y premiar la inteligencia, la capacidad, las habilidades, la preparación… Simplemente porque la gente inteligente, capaz, hábil y preparada produce riqueza y crea un entorno en el que trabajar es más sencillo y más productivo. También más enriquecedor. Creo que en España tenemos un problema gravísimo de culto a la mediocridad. De supresión de opiniones legítimas que discrepan con el que tiene el poder. En mi ejemplo anterior ha habido momentos de mucho estrés, pero todo el mundo ha contribuido con sus ideas. Algunas han sido adoptadas y otras no. Pero tenemos una cultura de hablar libremente y en última instancia respetar la decisión del que tiene la responsabilidad sobre sus hombros.

Diversidad. En el equipo del ejemplo hay representadas cinco nacionalidades y ninguna tiene un peso superior al 30%. A la hora de seleccionar, el origen de las personas no es un factor que se tenga en cuenta. Esto conecta con la idea del talento. Al final, lo que se necesita en una empresa es gente buena, venga de donde venga. Cada punto de vista diferente, cada perspectiva cultural, aporta algo. El pensamiento único rara vez lleva a cosa buena. De nuevo, hay que fomentar la diversidad. Por otro lado, en un mundo de competencia global no hay alternativa.

Liderazgo. La persona responsable del proyecto del ejemplo ha trabajado como el que más y ha coordinado el equipo de forma que ningún detalle se pasase por alto. En ciertos momentos también se ha remangado y ha hecho trabajo “de currante”. Estas cosas se echan de menos en la cultura del ‘ordeno y mando’. El liderazgo se gana dando ejemplo (no por un nombramiento) y demostrando que se sabe hacer el trabajo de dirigir más buena parte del trabajo de los subordinados.

La lista de valores necesarios para salir de la situación dramática en la que nos encontramos, ya no en España sinó en todo occidente, es mucho más extensa. Son valores que no están de moda. Son los valores de la generación anterior. Son valores que hay que recuperar. Sin ellos, ninguna montaña de dinero en forma de rescate-préstamo-ayuda-limosna de nuestros amigos europeos va a solucionar el problema.

Quiero terminar ésta entrada con una dedicatoria que tomo prestada de un libro. Decía más o menos así: A mis padres por haberme dado una buena educación, de donde ha venido todo lo demás. Yo cambiaría la frase sustituyendo educación (también importantísima) por valores. Los necesitamos.

Gracias por leerme,




Juan Rodríguez

Saturday 9 June 2012

La importancia de llamar a las cosas por su nombre.


Hola a todos,
Es a menudo que olvidamos la importancia del lenguaje, de las palabras que utilizamos, de la forma en la que nos referimos a las cosas. Llamar a las cosas por su nombre, pienso, es muy importante. Sin embargo nos empeñamos en utilizar eufemismos, expresiones suaves para realidades dramáticas que simplemente nos distraen y nos confunden. Mis padres se preocuparon de darme una buena educación que me ayuda a menudo a “leer entre líneas”. Mucha gente no ha tenido esa oportunidad y es a ellos a quien va dirigida esa táctica de enturbiar el significado auténtico de las cosas. Una vez se ha alterado la semántica, la percepción de la realidad queda manipulada.

Escribo estas líneas mientras el ministro de Guindos explica en rueda de prensa el último “euroenjuague” para salvar a los bancos españoles. No estoy siguiendo la rueda de prensa, pero me imagino que el ministro ha reiterado hasta la saciedad que esto no es un rescate, que aunque los bancos del país están en una situación terrible el Reino de España no lo está, que se trata de medidas temporales, etc, etc.

Como a mi me gusta llamar a las cosas por su nombre, yo diría que esto es un rescate en toda regla. Un rescate que de un modo u otro traerá unas condiciones a cumplir. El rescate al país podría ser forzado en todo caso al estilo de Irlanda si la asistencia financiera no se canalizase hacia los bancos. Es decir, sin ayuda a los bancos el estado español tendría que correr con la recapitalización comprometiendo su solvencia y necesitando (como país) un rescate. Exactamente lo que pasó en Irlanda. Para evitar decir que España ha sido rescatada, cosa que no conviene a nadie, se toma el atajo de dar el dinero a los bancos.

Llevamos desde 2008 con “medidas sin precedentes”, inyecciones masivas de capital, intereses reales negativos, rescates encubiertos (compra de bonos estatales por el BCE)… Un país (Grecia) ya ha impagado parte de su deuda. Ya, si, fue un acuerdo “voluntario” con los “acreedores”, no un impago. En fin, para mi es alguien que ha incumplido un compromiso de pago, que el acreedor lo acepte me parece que no cambia la realidad de que Grecia, en todo caso, no podía pagar.

Y todo esto sucede sin que nadie sea responsable de nada. Alguien en el gobierno presente, en el anterior (el del sistema financiero mas robusto del mundo), en los gestores de las Cajas de Ahorro, en los auditores que realizaron las pruebas de estrés… No sé, alguien debería tener responsabilidad sobre una crisis, que como siempre, vamos a pagar los de siempre.

No puedo terminar este artículo sin tener un recuerdo para todas las personas que son víctimas de estos crímenes de camisa blanca y corbata. Personalmente me va bien. Demasiado bien. Trabajo más de lo que quisiera. Pero me duele mucho que tanta gente en Grecia, en Portugal, en Irlanda y en España; también aquí en el Reino Unido, se vea condenada al desempleo y la miseria por culpa de una casta incompetente que ha dejado rodar esta bola hasta el borde del precipicio. Nos quedan por ver muchas cosas increíbles. Preparémonos para lo inesperado.

Llamar a las cosas por su nombre es un primer paso hacia la solución. Tenemos que resistirnos al control ideológico que nos quieren imponer, como en 1984 (la novela de George Orwell), estos dirigentes que padecemos.

Gracias por leerme,



Juan Rodríguez