Estimados
lectores,
Escribo estas líneas
en el día de Navidad desde el confort de mi casa y la compañía de la familia,
como no puede ser de otra manera, para dirigirme a todos vosotros y desearos
unas felices fiestas y todo lo mejor para 2015. Son días para hacer balance,
reflexionar sobre la vida y planear el futuro con ilusión. Desde ese punto de
vista he de decir que he tenido un regalo inesperado de Navidad…
Me refiero al
mensaje de Nochebuena de Su Majestad Felipe VI.
Vimos el mensaje
en diferido, por insistencia de mi hija, con lo cual os podéis imaginar que mi
actitud estaba más bien presidida por la indiferencia y la desgana. Sabéis de
sobra que la línea editorial de este blog es liberal clásica, desconfía del
estado, apoya el capitalismo y la libertad; pero no es necesariamente
partidaria de la monarquía.
En resumen, que
no lo tenía fácil Felipe VI conmigo como audiencia. Pero bastaron las primeras
frases para convertirme de perezoso oyente a escuchante atento. Breve introducción
y a saco contra la corrupción. ¡Bravo! Primera en el clavo. Exactamente la preocupación
más relevante de la ciudadanía del país. Palabras duras, directas, al grano.
Lenguaje sencillo y asequible a todos. De segundo plato otra preocupación fundamental
que hemos tratado en el blog anteriormente. El desempleo, auténtico cáncer de
una sociedad enferma que tiene un efecto devastador en lo más importante: las
ilusiones y las esperanzas de la gente.
Y como no, el
tema del que nadie se atreve a hablar. El independentismo. Unas palabras
certeras sobre la riqueza por la variedad de este gran país llamado España. Un país
donde todos tenemos cabida y donde es más útil encontrarse y escucharse que
dividirse y crear disputas estériles que no benefician a nadie. Palabras
medidas, emotivas, un llamamiento a la unidad con respeto a la variedad. No
deja de ser la democracia el gobierno de las mayorías con el respeto a las minorías.
Felipe VI tomó
ayer la alternativa y salió a hombros de la plaza. Necesitamos regenerar las
instituciones. No es mal sitio la Corona para empezar. Una institución desaprovechada
que debe ser más que un adorno de nuestra joven democracia. Una institución que
encarna la permanencia, el largo plazo, el sentido común… Y si no encarna estos
valores no es nada. Una institución peculiar que viene determinada por la
personalidad del monarca. Y ahora tenemos monarca. En contraste con la
amabilidad incolora, inodora e insípida de Juan Carlos I, Felipe VI viene con
ganas de afrontar el reto. ¡Qué gran noticia para nuestro país!
No soy tendente a
dejarme llevar por el entusiasmo. Mucho menos en las circunstancias actuales.
Pero os puedo decir que ayer, escuchando a nuestro Rey, recuperé de algún modo
el orgullo de ser español y la fe en España. Queda mucho por hacer. Quizás ayer
se dio el primer paso de un camino de mejora y de éxitos. Gracias Majestad y
enhorabuena.
Gracias por
leerme y feliz Navidad.
Juan Rodríguez