Thursday 22 November 2012

Un año tirando del asa.



Celebra Don Mariano Rajoy un año en el poder. ¡Enhorabuena! Enhorabuena también a todos sus amigos y correligionarios que por tal motivo han encontrado colocación, ahora que lo del desempleo está tan chungo. Entre unas cosas y otras la crisis se irá curando y para cuando toque irse lo mismo hay trabajo por ahí fuera. Yo en todo caso recomiendo precaución ya que me temo que las profecías de Soraya sobre la economía pueden no cumplirse. Si hay algo que encanta en estos tiempos a los políticos en el poder es un buen “brote verde”, real o imaginario, que echarse a la boca.

Como Don Mariano no lee este blog y a duras penas sabría decir quien es Churchill, se ha pasado su primer año en el poder tirando del asa del cubo. O sea, friendo de impuestos a la sufrida clase media y desparramando dineros a autonomías irresponsables, bancos y otros grupos de elegidos entre los que destacan, como no, los sindicatos y los partidos políticos. Recortes, los justos. Y siempre a lo facilón, que bastante trabajo da llegar a la Presidencia del Gobierno como para matarse una vez conseguido el objetivo.

No negaré que el trabajo no es fácil. Desde luego que no envidio la tarea de los dirigentes en este momento de crisis profunda. Pero la condescendencia y el argumento de la “herencia recibida” tienen que ir dando paso al análisis y a la exigencia de responsabilidades. Mi análisis es que el PP y su presidente tardaron lo justito en tirar por la borda una parte muy sustancial de las propuestas con las que ganaron las elecciones. Ideas de principio como la disciplina y la no subida de impuestos que ahora brillan por su ausencia. Con mayoría absoluta y con la mayoría de autonomías gobernadas por el mismo partido no hay demasiados argumentos para no poner la casa en orden.

Se ha dicho que lo que se encontraron del anterior gobierno hizo necesaria la subida de impuestos. No me lo creo. Lo que había del anterior gobierno era, si no conocido, de suponer. Por otra parte subir impuestos puede ser muy contraproducente para los ingresos fiscales, ya que se ahoga a empresas y particulares, se incentiva el fraude, etc.

En esta línea, hay que recordar a los políticos de todos los partidos y de todas las partes del planeta que las actuaciones del Estado tienen consecuencias. Los impuestos y las subvenciones distorsionan el equilibrio del mercado e introducen a menudo incentivos perversos. Todo aquello que se grave con impuestos en principio decrecerá. Todo aquello que se fomente con subvenciones aumentará, pero lo hará a expensas de otras alternativas de uso de los recursos existentes.

Algunos ejemplos. El IVA es un impuesto que paga el consumidor final de un producto o servicio. Una subida del mismo deprime el consumo. El IRPF es un impuesto sobre los ingresos de las personas. Aumentarlo penaliza el trabajo y otras fuentes de ingresos típicas, por ejemplo, alquilar un piso que se tiene en propiedad. Un aumento de cotizaciones sociales también penaliza el trabajo al imponer un coste al mismo. Por lo tanto, estas subidas, de aplicación reciente en nuestro país, disminuirán el consumo y aumentarán el desempleo. Un efecto colateral es que se incentiva el fraude. Todos estos factores a su vez resultan frecuentemente en menores ingresos por impuestos.

Pasemos a las subvenciones. Si es cierto que promocionan aquello que se subvenciona, cabría pensar que son un método fantástico para promover aquello que nos interesa como sociedad. El caso es que poca gente se para a pensar que el subsidio de desempleo, por ejemplo, promociona precisamente eso, el desempleo. Aquí en el Reino Unido las autoridades locales dan vivienda en condiciones preferentes a personas desfavorecidas, en particular aquellas que tienen hijos. Resultado, una tasa elevadísima de embarazos en adolescentes.

Por otra parte, también hay que considerar que una subvención introduce una distorsión en la asignación de los limitados recursos disponibles. Es decir, el dinero fluirá hacia las actividades con “primas” en detrimento de otras posibilidades de inversión. Un ejemplo claro son las subvenciones a las energías renovables que han detraído inversión de otras energías mucho más rentables económicamente. Estas inversiones encarecen el producto final, la electricidad. Por si esto no fuese poco, el gobierno ha creado una serie de impuestos que harán la energía todavía más cara. Naturalmente las subvenciones también atraen su cuota de fraude. Por ejemplo el asombroso descubrimiento de centrales solares que producían energía… ¡de noche! Naturalmente dicha energía no procedía del sol, si no de generadores diesel. Eso si, recibían su prima hasta que se descubrió el pastel.

Otro ejemplo sangrante son las subvenciones agrícolas a ciertos cultivos. El 40% del presupuesto de la Unión Europea se gasta en este tipo de cosas. Este caso es particularmente nocivo porque por un lado no permite a países pobres competir con algo que podría sacarlos del subdesarrollo y por otro lado introduce un elemento de economía planificada de tan nefastos resultados allí donde se ha llevado al extremo.

Concluyo deseando suerte a nuestro gobierno. No soy optimista. Me consuela la posibilidad (no despreciable) de equivocarme. Pero me da a mí que un día de estos Don Mariano va a ir corriendo a ver a de Guindos y a Montoro con el asa del cubo de la mano. Y en esas circunstancias los ministros se mirarán sorprendidos. ¿Como es posible? ¿Qué ha fallado? ¡Con lo que había aguantado este cubo!

Gracias por leerme,




Juan Rodríguez

Thursday 15 November 2012

Apagones informativos y noticias emocionales.



Estimados lectores,

Mis disculpas por haber tardado tanto en escribir de nuevo en el blog. Un fiel lector me lo ha recordado. Gracias. Puedo confirmar que esta circunstancia no forma parte del apagón informativo del que quiero hablar en este artículo.

No suelo ser muy tendente a dejarme llevar por teorías conspiratorias o a imaginar que personas en la sombra, o peor aun, en organizaciones secretas, dirigen el mundo utilizando a las figuras públicas como meras marionetas. Lo que si que creo es que el poder intenta, y a menudo consigue, manipular a la llamada “opinión pública” de formas más o menos sutiles para alcanzar sus fines. Y creo que en estas últimas semanas hemos visto un par de ejemplos claros.

Por un lado he notado durante varias semanas una ausencia de noticias económicas relacionadas con la crisis actual que me ha sorprendido bastante. Como si Grecia, la crisis del Euro en general y las deudas híper infladas de tantos y tantos países se hubiesen tomado unas vacaciones de las primeras páginas de los periódicos. Llama esto aun más la atención por la época del año. En pleno Agosto o cerca de Navidad siempre afloran noticias más amables cuando la gente no está para tomarse la realidad demasiado en serio. Imagino que todo esto es consecuencia de las elecciones en USA. Cuanto menos ruido mejor. Cuantas menos malas noticias mejor. Angela, retrásame la reunión sobre el duodécimo rescate de Grecia unas semanas. Mariano, ya habrá tiempo de pensar sobre el rescate. Y así, a gusto de todos, se deja de hablar de lo importante durante una temporada.

La verdad es que siendo a conveniencia de todos tampoco hace falta un poder en la sombra que manipula a los medios de comunicación. Incluso los lectores, oyentes y telespectadores agradecemos un poco de tranquilidad. Pero a fuerza de resaltar lo obvio hago saber que los problemas no dejan de existir porque no se hable de ellos.

Y ahora en la fase post re-elección (dos mil millones de dólares para tener el mismo presidente y la misma mayoría republicana en el congreso) parece que las noticias en los medios apelan a esa cosa sentimental tan socorrida para distraer la atención del pueblo. Un ejemplo son los desahucios, para los que el todopoderoso gobierno ya prepara soluciones.  Aquí en el Reino Unido han sido la crisis en la BBC a raíz de un par de incidentes en sus programas y el cansino molinillo de los supuestos abusos a menores de un personaje famoso y muy excéntrico recientemente fallecido.

No digo que estos temas no merezcan cierta atención, pero creo que no tanta. Y creo que no deberían distraer la atención del tema más importante del panorama político y económico que es esta crisis galopante de la que nos han mentido tanto y sobre la que quieren seguirnos mintiendo.

No puedo dejar de pasar la ocasión de caer de nuevo en el vicio de tratar demasiados temas en el mismo artículo. Por tanto permitidme que os cuente otra costumbre Británica que se repite cada otoño. Me refiero al “Rembembrance Day” (el día del recuerdo). Se celebra cada 11 de Noviembre, que además este año ha caído en domingo. Se trata de un día dedicado a recordar a los caídos en las dos guerras mundiales, y por extensión a los fallecidos en todos los conflictos armados. El símbolo de la campaña anual es siempre una amapola en recuerdo a los campos donde se libraron las batallas más intensas de la primera guerra mundial. Durante las dos semanas previas al 11 de Noviembre un verdadero “ejército” de voluntarios ofrece la amapola para colocar en la chaqueta o camisa a cambio de una donación para la Royal British Legion (www.britishlegion.co.uk).

Los actos más destacados son dos minutos de silencio el 11 del 11 a las 11, fecha de la firma del armisticio que puso fin a la primera guerra mundial y el tributo a los caídos con presencia de la familia real, políticos, ex primeros ministros y lógicamente muchos veteranos de guerra.

Gracias por leerme,



Juan Rodríguez